domingo, 24 de abril de 2011

Llegará el día en que el espejo no será más mi gran enemigo . Veré mi reflejo y las lágrimas al fin no caerán. Los almuerzos ya no serán una tortura, y la playa se volverá un lugar divertido para pasear.
Mi mente no inventará más feos comentarios, sólo existirán halagos -aunque sean pequeños- de mí para mí, y la gente con sus palabras pasarán a segundo plano de una vez por todas.

Las ganas de llorar cada cinco minutos se irán, y podré cambiar el ser tan mala por el ser buena, realmente buena.

Qué agradable debe ser vivir sin un nudo en el corazón, en el estómago y en la garganta ...

No hay comentarios: