jueves, 3 de febrero de 2011

Hoy en la mañana me miré al espejo. Los ojos somnolientos, la boca seca y el pelo un poco enredado después de una noche de poco dormir y mucho pensar. No sabía que sentir al verme tan... ¿natural? (bueno, no soy de las que se arreglan mucho para salir).
Muchos reproches se me vinieron a la mente: No vales la pena, deja de ser así, para de complicar al mundo. Vi las lágrimas asomarse, y entonces, ocurrió.

Sonreí.


Sé que tengo una millonada de defectos ¿Y qué? tú también los tienes. Hice todo lo que estuvo a mi alcance, ahora me voy con la consciencia tranquila y un poco de melancolía, a quererme tal cual soy y seguir sonriendo.

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